“Deep learning”, “machine learning”, ChatGPT… La inteligencia artificial (IA), esa que intenta imitar el proceso cognitivo del ser humano a través de algoritmos, está transformando el mundo que nos rodea, incluido nuestro vocabulario, y su incorporación a los distintos sectores de actividad trae, sin duda, infinidad de retos para las compañías de cualquier ámbito.
No obstante, desde Amrop España, firma global de consultoría de liderazgo, explican que el mundo empresarial no debe tener miedo a los cambios que se avecinan, pero sí estar atento y preparado para esa reconversión, que va a ser “más violenta y rápida que las vividas a lo largo de la historia”.
Así lo asegura Óscar García-Velasco, socio director de Amrop España, para quien “la IA no va a quitar puestos de trabajo; sólo va a desplazarlos hacia el ámbito tecnológico. Es ahí donde va a haber una gran demanda de empleo en los próximos años, y habrá que adaptarse”, afirma.
Y para liderar estos cambios empresariales surge la figura del CAIO (chief artificial intelligence officer), o director de inteligencia artificial. Un perfil que ya se está imponiendo en muchas empresas estadounidenses y que los expertos de Amrop España definen con cuatro cualidades imprescindibles:
- Pasión por la innovación y con curiosidad para mantenerse al tanto de los últimos avances y tendencias emergentes en el campo de la IA, incluidos avances tecnológicos, desarrollos regulatorios y cambios en el panorama competitivo, para mantener a la organización a la vanguardia de la innovación.
- Excelentes habilidades de comunicación e interpersonales, pues deberá tener la capacidad de transmitir conceptos técnicos complejos a audiencias no técnicas y tratar con los distintos departamentos de la empresa.
- Visión estratégica y profundo entendimiento del negocio, para ser capaz de alinear las iniciativas de IA con los objetivos y prioridades organizacionales.
- Con autoridad moral y altas consideraciones éticas y regulatorias relacionadas con la IA, incluidos los requisitos de privacidad, seguridad y cumplimiento, así como en materia de sostenibilidad, diversidad e inclusión.
García-Velasco insiste en que este nuevo puesto no necesita ser un técnico; “basta con que sea alguien que entienda de tecnología y esté continuamente atento a los cambios tecnológicos que se producen”. De hecho, apunta que no sirve “reciclar” el directivo de IT, ya que “hablamos de un cambio cultural profundo donde la tecnología sólo es un apoyo”.
Eso sí, el CAIO debería convertirse en “la mano derecha de la dirección” y “tener mucha capacidad de trabajar con terceros”, porque en algo que insiste el socio director de Amrop España es en la “transversalidad” de este puesto.
En su opinión, en España existe una “gran carencia” de este tipo de perfiles, por lo que, seguramente, “habrá que importarlos en un primer momento”. Y uno de los sectores que más esfuerzos va a tener que hacer en este sentido es el de la salud, donde se van a requerir muchos perfiles tecnológicos en los próximos años.
El sector salud, el más afectado
Y es que “la salud afecta al 100% de la población en cualquier parte del mundo y actualmente los pacientes están más digitalizados que los profesionales del sector”, como apunta Jaime del Barrio, médico internista y senior advisor de Healthcare and Life Sciences en EY y consejero independiente en Atrys Health y E-Health Technical Solutions, entre otros.
En su opinión, la IA tiene mucho que aportar a un sector que se enfrenta al reto de la sostenibilidad medioambiental y financiera ahora que se alargan los años de vida. “No podemos mirar a otro lado cuando somos el sector que más cantidad de datos genera, cuando contribuimos con un 5% a las emisiones de CO2 del planeta y cuando el 40% de lo que hacemos en temas de salud es ineficiente según la OMS”, explica Del Barrio.
En este sentido, el facultativo considera que la IA tiene mucho que aportar al sector de la salud, ya que “hablamos de un cambio de modelo, donde la inteligencia artificial tiene que ayudarnos a mejorar las cosas, porque el ser humano tiene sus limitaciones”, afirma.
Y uno de los campos por los que empezar es en el de la estructuración de la ingente cantidad de datos que acumula el sector. Datos que, según Del Barrio, están “desestructurados, no tienen fuentes de almacenamiento comunes ni patrones estándar” y que pueden servir de “combustible” para la IA y así convertirse en una “gran fuente de información para mejorar la salud de la humanidad”.